jueves, 19 de marzo de 2009

hastío de piel, levedad y equilibrio. El descanso que las aguas

por su ombligo, quizás la perfección sería madurar para una 

sola caricia, beber su boca de un trago.

Cuando la carne tiene hambre y a la flor se le abre el corazón de 

la fruta, paga el crimen de la eternidad.

(Ángel Beccassino)

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